lunes, 9 de junio de 2008

Un seguro de vida biológico. Primero, fue privado

Así define el doctor Claudio Chillik el banco de células madre de cordón umbilical inaugurado ayer, el primero que funciona en la Argentina dentro del ámbito privado.
Pasaporte a la eternidad
Congeladas a menos 196° en tambores repletos de hidrógeno líquido, las células madres de cordón umbilical son eternas (inmunes incluso a un corte de corriente eléctrica). Claro que para hacerse un lugar en ese limbo deben atravesar un complejo proceso.
"En primer lugar, se extrae lo que no sirve: el plasma y los glóbulos rojos -explica el doctor Claudio Chillik-. Luego, un marcador llamado CD34 permite identificar las células madre que habrán de ser congeladas, y cuantificarlas."
Luego de confirmar mediante diversos estudios que las células no fueron contaminadas durante su recolección, se procede a congelarlas progresivamente; primero a menos 80° y, finalmente, a menos 196°.
Obtenidas durante el parto, a partir de la sangre del cordón umbilical y de la placenta, las células madre o stem cells son criopreservadas en tambores con hidrógeno líquido a menos 196°, y pueden ser descongeladas en cualquier momento para ser trasplantadas como forma de tratamiento para diversas enfermedades que pueda sufrir en el futuro el bebe o algún pariente cercano.
"El día de mañana, de ser necesario un trasplante de médula ósea, se puede recurrir a estas células con un riesgo cero de rechazo para la persona a la que se le extrajeron durante el parto, y con un alto grado de compatibilidad en los casos en que quienes necesiten el trasplante sean sus hermanos", explicó a LA NACION el doctor Chillik, asesor científico del nuevo banco llamado MaterCell.
Hoy en día, el trasplante de células de cordón umbilical se emplea en el tratamiento de enfermedades oncohematológicas, como la leucemia o los linfomas, así como para cualquier cáncer en cuyo tratamiento sea necesario reconstruir la médula ósea dañada por la quimioterapia. Asimismo, estos trasplantes han demostrado ser efectivos para el tratamiento de afecciones menos frecuentes, como ciertas anemias (la de Fanconi o las betatalasemia, por ejemplo) y trastornos metabólicos.
Todo hace suponer que en un futuro las células madre -cuyas principales características son dividirse indefinidamente y ser capaces de convertirse en cualquier tipo de célula del organismo- darán alivio, cuando no cura, a un espectro mucho mayor de enfermedades.
"Ya hay trabajos de investigación que sugieren que las células madre servirán de reemplazo para cualquier célula dañada, como las del páncreas en la diabetes, las del corazón en el infarto o las neuronas en el Parkinson y el Alzheimer", agrega el doctor Chillik.
Como si esto fuera poco, la posibilidad de contar con células madre obtenidas del cordón umbilical (que habitualmente se desecha tras el parto) constituye una alternativa científicamente válida y éticamente irreprochable al uso terapéutico de células madre embrionarias.
Desde 1998, la Argentina cuenta con el primer banco de células madre de cordón umbilical de América latina, que funciona en el Instituto de Trasplantes de Médula Osea, de la Fundación Mainetti, en Gonnet, provincia de Buenos Aires. Allí se procesan y criopreservan células de cordón umbilical donadas, para luego ser trasplantadas a quien las necesite.
Pero quienes recurren a este banco o a registros de donantes internacionales no siempre tienen suerte, ya que las posibilidades de conseguir células lo suficientemente compatibles como para evitar el rechazo no son elevadas. "En los registros internacionales de donantes, por ejemplo, las chances de obtener células compatibles rondan el 50%", explicó el doctor Román Bayo, director médico de MaterCell.
Ahora, agrega Chillik, "toda mujer embarazada tiene la posibilidad de que se aprovechen las células madres del cordón umbilical de su bebe. Para ello, deben llevar a la sala de parto un kit especial para recolectar la sangre que luego será procesada y criopreservada".
Pero como todo seguro, éste también tiene un costo. El procesamiento (kit de recolección incluido) y la criopreservación durante el primer año cuestan 650 dólares; cada año extra de frío, otros 80 dólares.

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