lunes, 9 de junio de 2008

Argentina se convierte en el tercer país de América latina, luego de México y Brasil, en contar con un establecimiento de este tipo

Su tarea será recolectar los cordones umbilicales de los recién nacidos que sus mamás hayan decidido donar en forma anónima y altruista para ponerlos a disposición de la población -tanto infantil como adulta- que necesite un trasplante de células progenitoras hematopoyéticas (también llamadas madre o stem), capaces de "fabricar" todos los componentes de la sangre y ofrecer tratamiento y aun curación a enfermedades oncohematológicas, inmunológicas y genéticas.
"Venimos luchando por este banco desde 1998 -dice la doctora Ana del Pozo, a cargo del emprendimiento-. Hasta ahora, en el hospital se realizan trasplantes, pero con donantes relacionados. Se utilizan las células de cordón del hermanito recién nacido de un paciente enfermo, siempre y cuando sea totalmente histocompatible. Para trasplantes con donantes no relacionados, hasta ahora contamos con los bancos públicos internacionales, pero una muestra insume unos 20.000 dólares, derivados de los procedimientos de colecta y mantenimiento. Por eso es importante contar con un banco público en el país. Los costos serán inferiores, pero además tendremos perfiles genéticos autóctonos, que no se encuentran tan sencillamente en el mundo."
"Es muy auspicioso que en la Argentina exista un banco así, que siempre debe ser público, y es muy importante sobre todo para las minorías étnicas -dijo la doctora Marcela Contreras, médica chilena que dirige el Banco Nacional de Células de Cordón de Inglaterra y viajó especialmente para asistir a la inauguración del Banco del Garrahan-. Hay tipos histológicos característicos de América latina y es muy bueno un banco público del pueblo argentino, porque habrá niños y adultos que de no tener un hermano histoidéntico quizá no sean trasplantables, y así en cambio aumentarán sus posibilidades."
Uno de los centros desde donde más muestras de sangre de cordón han salido rumbo a la Argentina es el Banco Nacional de Sangre de Cordón del Centro de Sangre de Nueva York, el primero y más grande del mundo, que dirige desde su creación, en 1992, el doctor Pablo Rubinstein, inmunogenetista chileno que también visitó el hospital Garrahan para esta ocasión.
El doctor Rubinstein explicó que "por razones que la ciencia recién ahora comienza a comprender, las células madre hematopoyéticas están presentes en la sangre antes y durante el nacimiento, pero desaparecen muy rápido para concentrarse en la médula ósea, donde normalmente existen en los adultos".
Por esta razón es que desde 1987 es posible utilizar tanto las células de cordón como las de médula ósea para el tratamiento de distintas enfermedades que demandan "médula nueva".
Poner en marcha un banco de células de cordón umbilical implica disponer de tecnología y personal especializados. "El Sepax es uno de los instrumentos con que contamos -explicó la licenciada Cecilia Gamba, bióloga del Servicio de Hemoterapia del Garrahan-, un equipo que procesa automáticamente las unidades de sangre de cordón para obtener un concentrado de células progenitoras hematopoyéticas que son almacenadas en nitrógeno líquido, a -196° de temperatura y dispuestas luego en un bioarchivo, un equipo de última generación capaz de conservar 3624 de estas unidades."
La doctora del Pozo agregó que el Banco a su cargo recolectará en principio los cordones de las mamás que se atiendan en la Maternidad Sardá -con la que han celebrado un convenio- y dos maternidades que dependen de la Secretaría de Salud de la Ciudad de Rosario. "También podrán donar mamás que tengan a sus bebes en otros hospitales públicos o instituciones privadas -dijo la médica-, pero tendrán que esperarnos hasta que esté bien desarrollado el sistema informático de registro y almacenamiento, y el personal capacitado en cantidad suficiente para recolectar las muestras, que llevan un trabajo delicado y preciso, para evitar contaminaciones."
Ana del Pozo destacó que las mamás que donen deberán comprometerse a que su bebe sea controlado periódicamente los primeros seis meses de vida, "para descartar la presencia de enfermedades genéticas -aclaró-. Y nos importa muchísimo que la mujer firme bien preparada el consentimiento informado, que sepa que su donación es anónima y altruista, que no podrá reclamarla después y que su acto es para el beneficio de toda la comunidad".

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